Fibras de la memoria

 
 

Los artesanos de la cestería tlaxcalteca, preservan técnicas de elaboración y conocimientos sobre las propiedades de materias primas. Las fibras naturales, obtenidas de raíces de arboles, hojas de palma; tiras de certezas, tules, pastos y fibras de agaves, se tejen empleando tres de las técnicas universales básicas: espiral, entrecruzando y torcido.

En el centro-sur de Tlaxcala, se sitúan algunas de las principales comunidades dedicadas parcialmente a la cestería, destacan; Santa Apolonia Teacalco, Nativitas, Tetlatlahuaca, Xocoyucan y Xiloxochitla. Ahí los artesanos elaboran canastas lisas, con orillas de olan doble y sencillo, cestos para pan, fruteros, porta-bebes, petates y chiquepextles, entre otros objetos.

Otras comunidades enclavadas en áreas semiáridas como Atzayanca y el Carmen Tequexquitla se caracterizan por el empleo de técnicas para torcer el ixtle de lechuguilla y maguey, así como el tejido con palma de sotol.

La cestería tlaxcalteca, ha acompañado a este pueblo no solo en las labores domesticas de la vida cotidiana, también en ocasiones de la vida ritual, ceremonial y festiva. Hay canastas de Romero y Huejote rebosantes de semillas que se bendicen el 2 de febrero. Chiquehuites en vara de otate para el pan de la ofrenda de muertos, o el pedimento de la novia, el petate de tule para aminorar la molestia de espalda o brindar una superficie para dormir.

El desplazamiento de la cestería es acelerado, su mercado es reducido, los materiales naturales están desapareciendo funciones de la mancha urbana.